lunes, 2 de junio de 2008

entrevistas a nuestros docentes Parte II

Rubén Fleita - docente de la cátedra “lenguaje teatral”

Laura: -“Decime Rubén, vos fuiste uno de los formadores de la Escuela o te convocaron después, cómo fué?
Rubén: -“Sí, en ese tiempo fue bastante particular. En realidad sí se hizo una convocatoria. Se hace una convocatoria, pero también estaba ya, en las pequeñas conversaciones, esto de crear una Escuela. Entonces, hubo una primera parte informal, y después, otra formal de convocatoria para construir la Escuela, que ya se venía gestando desde charlas previas, con Tito Guerra incluido. Llego yo, por el año 98´, y estaban pensando hacer esta Escuela, y con el fallecimiento del “Tito” se hace una convocatoria mucho más formal.
Laura: -“¿Quiénes estaban en esa primera etapa?
Rubén: -“Incluido estaban, allá a lo lejos, Tito Guerra, Edmundo Adfora, la directora actual, Liliana Moreno, Valentina Mamaní, había varios enlaces. Estaba como estas ganas de crear una Escuela y darle forma; y se aceleran los pasos, con el fallecimiento de “Tito”, ¿no? Es como que un gestor de tantos años, de estos precursores que estaban tratando de darle forma al Teatro dentro de una didáctica, fallece; y bueno ahí, se aceleran los tiempos y se empieza a instrumentar la Escuela, a través, de una Liliana, de una Valentina, teniendo en cuenta el área pedagógica.”
Laura: -“Contame cómo armaron la Escuela.”
Rubén: -“Y… la Escuela se armó como se pudo. No se contaba inclusive, con antecedentes en la provincia a nivel educación, así que se fue gestando con las herramientas que pudimos, desde las ganas. Fue muy pasional en el inicio, en el comienzo. Teníamos una figura que medianamente nos contenía, ahí por regímenes especiales, pero el empuje del plantel… Se dieron muchas coincidencias, alguna gente de afuera que estaba llegando inclusive. Yo venía recién egresado de Tucumán, tenía una experiencia en el Chaco de creación de un grupo y de un galpón, el primer galpón en Sáenz Peña donde se implementaba el Teatro. Y llego acá y me encuentro con gente también creando, gente de Córdoba; en ese tiempo también estaba Silvina Montesino que había llegando; habían otros hacedores que ya estaban, como Dante Quispe, que también integra la Escuela; Carolina Gómez, que venía de acá de Jujuy. Bueno había algunas personas que habían llegado y otras que estaban, nos encontramos en ese tiempo, con esa pasión, con esas ganas de darle una forma a esto… Y se largó, con los recursos mínimos.
Empezamos con este predio en Vía y Obra, un espacio que habíamos conseguido y no teníamos “nada”, no teníamos ni portero; así que las inscripciones fueron hechas por los profesores, la limpieza también la hacíamos nosotros. Teníamos muy pocos materiales, así que hacíamos un poco de preceptor, de profesor, de ordenanza; de todo un poco, para inscribir y convocar a la gente. Así que en ese tiempo fue un costo, pero un costo menor, porque la pasión estaba mucho más arriba que ese seudosacrificio, de resignar tiempos personales, para darle forma a lo que es hoy esta Escuela.”
Laura: -“¿Ustedes pintaron, limpiaron?”
Rubén: -“Sí, más o menos el edificio estaba.”
Laura: -“¿Y que había en el edificio?
Rubén: -“En el edificio no había “nada” (risas). Había unas sillas viejas. Había un espacio que teníamos que darle forma. Si bien las instalaciones no estaban decaídas y contaba con espacios ocupables, sí tuvimos que ponerle un poquito de impronta porque, tuvimos que adecuar los espacios físicos que eran antes oficinas, de este Vía y Obra que era antes del ferrocarril; y transformarlas en aulas. En ese tiempo la matrícula fue creciendo, mes tras mes, y bueno… empezamos a tener niños, después adolescentes, después talleres de adultos.
Laura: -“Empezaron con Formación Temprana.”
Rubén: -“Empezamos con Formación Temprana, y también empezamos con la Tecnicatura para adolescentes, que se estaba gestado. Los espacios estaban divididos por edades, pero todavía no estaba marcado este TAP, este trayecto específico. Así que fuimos agarrando como pudimos, distribuimos las aulas, aulas pequeñas, fuimos dándole forma. Una forma estructural educativa, pedagógica; pero también con mucho acto creativo en todo, ¿no? Desde el funcionamiento administrativo, no solamente áulico en la didáctica como profesores, sino que le fuimos dando toda una forma, una impronta.
En definitiva, siempre nosotros rescatamos la parte positiva; como era todo nuevo, eso nos agilizó para hacer una Escuela con un perfil propio. Absorber las formalidades de una manera, pero también muy informal en cuanto a la relación alumno-docente, padre-docente, con la comunidad inclusive. Esta informalidad nos allanó muchas cosas y eso es crear. Cuando se crea hay muy pocas referencias.
Tenemos una Escuela de Danzas y una de Música, que nos lleva años trabajando. Y pudimos copiar algunas cosas, otras cosas las absorbimos desde la construcción, desde asimilarnos o darnos un perfil similar. Pero “mucho” acto creativo. Y eso nos facilitó lo que hoy mantiene la “Tito Guerra”, que es un espacio un poquito distinto de las otras Escuelas Artísticas.”
Laura: -“¿Por que se decidió ponerle “Tito Guerra”?”
Rubén: -“Y era inminente. Digamos, había una historia en Jujuy con muchos hacedores en vida y otros fallecidos, pero creo que todos los que estábamos en la Escuela, coincidíamos con el hacer de Tito Guerra, con su parte ideológica, con su parte humana. Si bien fue fuerte para nosotros que uno de los integrantes de la creación de la Escuela, haya fallecido en ese momento, justo cuando se estaba gestando; creo que toda la comunidad de Jujuy coincidía con una Escuela que estaba naciendo, y un hacedor como era Tito Guerra, no solo para Jujuy, sino para muchas partes del país, inclusive Bolivia, Perú. Había un perfil que por ahí sería oportuno revisar, de cuál es la trayectoria de Tito Guerra en Jujuy, su hacer, inclusive su forma de pensar el teatro en esta región. Porque no es eso, como quedó por ahí, entre comillas, que lo que hacía Tito era un teatro regional, un teatro con la impronta jujeña. Yo creo que tenía otra mirada, que creo sería muy lindo revisarla ahora. Porque no se trata solamente de un regionalismo en el hacer teatro, yo creo que tenía una teatralidad que él había visto, citando esto “estar siendo” como decía él, que había ya una preteatralidad en todo Jujuy. Por eso a mí me parece muy oportuno que Tito Guerra sea quien perdure a través de una institución, de una Escuela de teatro acá, con las características que tiene.”
Laura: -“¿Qué esperas de la Escuela, o qué esperaste siempre?”
Rubén: -“Si, siempre esperé que la Escuela sea reconocida en todas otras cosas que por ahí le faltan. El teatro, si bien no es una cuestión masiva, con estos términos de popularidad, creo que es una construcción, un espacio; y que siga funcionando, es lo que sigo esperando. Me ausenté tres años en la Escuela, en este año, 2008 estoy volviendo a trabajar, es una construcción lenta; pero una de las características que a mí me gustaría que siga teniendo la Escuela de teatro, es la de ser formador de artistas, ¿no? Más allá que sea un TAP, que los niños trabajen con el juego dramático, y que sean inicios, lo mismo que para los adolescentes, que tengas las herramientas esenciales para formarse; yo creo que las características, y lo que rescato de la Escuela, y sigo esperando, es que siga formando a adolescentes y niños, con una actitud crítica frente a la cultura, a lo cultural, a lo que tiene Jujuy (que es fuerte la cultura en Jujuy). Y los egresados, los que han podido pasar por la Escuela, incluidos los talleres de adultos, más allá de las técnicas teatrales; lo que siempre generó como un perfil muy fuerte la Escuela, es que lo hace de un punto de vista artístico, tomar el arte como un espacio de relación social, cultural, incluido políticamente. Cómo se inserta el arte y cómo los adolescentes y niños, y los que pasan en talleres por acá, para hacer sus primeros inicios; tienen una mirada artística, ¿no? Esto de ver al teatro no solamente como una especialidad, o como un espacio de hacer específicamente teatral, sino “artístico”. Es decir, esta mirada que está enlazada al quehacer cultural de una provincia, cómo un pueblo se ve culturalmente a través del teatro. En este caso, el perfil que tiene, y viene así a colación, la experiencia que tenemos, de que hay muchos adolescentes egresados del TAP, que siguieron una carrera para profesionalizar esta mirada del teatro. No es casual que ese ímpetu, esas ganas, ese deseo de seguir en el arte, es también una impronta de la Escuela. Así como la facultad de ciencias económicas forma contadores, así como algunas secundarías, forman con un perfil, con una mirada para continuar sus estudios; la Escuela de Teatro también da una impronta como para que el arte perdure, profesionalice y tome la bandera del teatro como realmente una profesión y como un quehacer de vida. Eso me gustaría, y eso querría.”

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